Biografía Curricular

miércoles, 20 de febrero de 2013

Cuentos de terror: Pesadilla de un parado

Hoy voy a contar un cuento muy triste que he vivido en persona estos días pasados y del que estoy segura que muchas personas se identificaran con el protagonista de la historia, porque posiblemente en alguna ocasión también han experimentado y sentido la misma impotencia, frustración y desánimo que yo.

 La historia comienza cuando nuestro protagonista, un desempleado cualquiera,  acude a su oficina de Empleo para iniciar los trámites administrativos de solicitud de una ayuda económica, una vez que ha finalizado su prestación.
Nada más entrar, después de sacar número para el puesto de  información, espera a ser atendido por un funcionario que le resuelva las dudas, que aporte algo de luz a tanto interrogante y que le indique los pasos que debe seguir, porque para muchos de los que acuden por desgracia a estas oficinas lo desconocen. Pero nada más sentarse delante del funcionario de turno, se da cuenta de que no ha tenido suerte y que la persona que le atiende no es la más avispada de la oficina, es más, comienza a cuestionarse ¿porque esa persona está ocupando ese puesto?.

 Es el primer día, todavía acude con motivación e intenta no darle importancia a la poca profesionalidad de la persona que tiene delante y aunque le parece extraño, se levanta de la silla aceptando que la solución que le ofrece a todas las dudas se resuma en pedir cita por teléfono o por Internet para que le den la información que solicita, preguntándose en ese momento ¿acaso no estaba ya en información?

Seguro que el protocolo de actuación es así para ser atendido mejor, se dice a si mismo, y comienza  el primer paso de solicitar cita y esperar a que llegue su día para aclarar su situación.

 Cuando acude al experto en información, se encuentra con una persona que nada más sentarse, como un autómata,  sin consultar su trayectoria profesional, comienza a disparar información, sin dar opción a preguntas, y le hace entrega de unos papeles que tiene que  cumplimentar junto con un listado de certificados y documentación que debe presentar para solicitar la ayuda que le corresponde al finalizar la prestación, el famoso “Plan Prepara” que ha aprobado recientemente el Gobierno de su País.

De repente,  un montón de preguntas golpean su cabeza mientras intenta retener la información de los pasos siguientes que debe cumplir para llevar a trámite la solicitud,  pero siente como su tiempo de atención ha terminado y mientras no presente todos esos papeles no perderán un minuto más en resolver ninguna duda. Debe pasar el siguiente de la cola.

En este momento, comienza la gymkhana por los distintos organismos públicos de su ciudad, Ayuntamiento, Hacienda, Inserso, Seguridad Social…acudiendo repetidas veces a cada uno de los organismos para conseguir recopilar a modo de trofeo todos los certificados que le solicitan y que seguramente podrían tener a golpe de clip de estar comunicados entre las distintas administraciones.
Una vez que consigue toda la documentación necesaria, vuelve a solicitar cita para  poder registrar la solicitud a esta ayuda. Pero cuando llega su turno, el funcionario que le toca en suerte hace que se convierta en uno de los peores momentos por los que he tenido que pasar.

 El parado, resignado después de todo el periplo por el que ya ha pasado, se sienta tímidamente delante, con la mirada baja, se hace un silencio eterno mientras el funcionario revisa  a conciencia todos los documentos que le presenta. Solo se rompe este silencio una vez que comprueba que todo esta correcto y es entonces cuando el parado aprovecha ese instante para preguntar dudas acerca de lo que realmente implica lo que esta solicitando, pero le responden con frialdad remitiéndole a Internet o al B.O.E..Entonces, el parado, en un intento desesperado de poder visualizar su futuro a corto plazo, insiste de nuevo preguntando que  sucedería en su caso si consiguiera trabajo aunque fuera algo temporal o incluso por un solo día, pero el funcionario le corta rápidamente diciendo que no es la realidad del momento y solo en el hipotético caso de que se dé, se le informará. Esta respuesta seca y cortante hace que el parado se sienta cada vez mas minimizado, la falta de empatia por parte del funcionario hace que su motivación ya mermada por la situación desesperante que vive, después de tantos intentos fallidos por trabajar, se desinfle como si de un globo roto se tratara. Es como si le estuvieran culpando de ser parado o si se tratara de un mendigo pidiendo limosna.

La historia no termina aquí, el parado le muestra con resignación un amplio registro de la ofertas de empleo a las que ya ha enviado su currículum sin obtener respuesta, pero se cuestiona su ineficaz búsqueda de empleo y se le informa que para admitir a tramite su expediente no le sirven esos registros anteriores y  se le exige presentar muestras durante el siguiente mes a la fecha actual, para así poder  comprobar de que es cierto su interés por trabajar, como si estuviera allí por gusto, sin trabajo, y solicitando una ayuda.

Enmudecido, abandona cabizbajo la oficina, vulnerable y con lágrimas a punto de brotar de sus ojos, marcha a curarse de los golpes recibidos por las personas que con su falta de asertividad y empatia han golpeado de forma gratuita su autoestima.

Y colorín colorado este cuento no ha acabado, igual su final esta en tus manos.

Moraleja: “Las tres cuartas partes de las miserias y malos entendidos en el mundo terminarían si las personas se pusieran en los zapatos de sus adversarios y entendieran su punto de vista” Mahatma Gandhi.

5 comentarios:

  1. jajaja, amigos míos esto es para padecerlo en nuestras carnes, contarlo es una cosa y pedecerlo otra. O TE has planteado? contad historias, está bien pero vete a las 7;30 de la mañana, frimoo, colas y la mirada perdida del funcionario de turno. Que no, somos personas, más importantes y nuestro futuro nos lo estamos buscando. Pandilla de inútiles! Y a ti muy bien por divulgarlo., Un abrazo

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    1. gracias Sócrates, creo que no es pedir tanto, una sonrisa, un gesto de complicidad, el que atiendan con un minimo de amabilidad y empatia a la persona que tienen delante, por suerte no todos son así, pero en algunas oficinas todavia nos sorprende el que nos atiendan bien cuando debería de ser lo contrario.

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  2. En el 2010, tuve una entrevista laboral en el Servicio Municipal de Emprego del Ayuntamiento de A Coruña, con una individua, a la que solo le faltó darme dos bofetadas y mandarme para casa. Creo que no me he sentido tan maltratado y vejado en años, y realmente estuve al borde del llanto. Por desgracia, he vuelto a estar en situación de desempleo y la susodicha todavía campa, por esas oficinas en la Carretera de Los Fuertes, en Los Rosales, A Coruña.
    En Diciembre, acudí allí, a otra entrevista de orientación y fui dispuesto, a no dejarme amargar, por una resentida, malhumorada, falta de educación. Incluso renunciaría a la entrevista, si volvía a ser atendido por ella. Sin embargo, me atendió una compañera de ella, con extraordinaria amabilidad y profesionalidad (lo mismo se pasó, porque salí convencido de que encontraría trabajo muy pronto y obviamente no fue así), pero me animó mucho su interés y su dedicación.

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    1. gracias por tu comentario Manolo. Estas personas que están en las oficinas de empleo deberian de ser conscientes que tratan a diario con personas vulnerables que han perdido su trabajo y no están pasando por su mejor momento de la vida. Es cierto que también hay muy buenos profesionales pero otros dejan mucho que desear. No se trata de que nos den una palmadita en la espalda y nos lo pinten de color de rosa, hay que ser realistas, pero la profesionalidad y la educación no estan reñidas con la actitud y la empatia.

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  3. La falta de empatía, el cansancio, la normalización de las situaciones.... y el exceso de burocracia o cargas de trabajo... Todo en conjunto es una gran bomba que genera incomprensión y falta de tacto en un@s y mazazos en otr@s. En el fondo pienso que tod@s somos víctimas y que sólo está en nuestras manos... Gran frase de Gandhi para finalizar una triste historia real de incomprensiones humanas. Gracias por compartirlo

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