Biografía Curricular

miércoles, 30 de octubre de 2013

Son ¿reales? los requisitos de las ofertas de empleo





      Todos estamos de acuerdo que el mercado laboral ha cambiado, y mucho, es más exigente y cuando surge la posibilidad de incorporar una persona a un nuevo puesto de trabajo, las empresas se afanan en buscar el mejor candidato, el más completo, el que pueda desarrollar mejor el trabajo, no solo en el momento actual, sino que además tenga las competencias necesarias para aportar más en el futuro de la empresa.

En definitiva, aumentan las exigencias en la selección de personal, se analiza en profundidad cada candidato y se evalúa cada detalle.

Hasta aquí, todo tiene su lógica, pero todo en su justa medida. Al igual que hay demandantes de empleo que exageran su currículum, también podemos encontrarnos con empresas que publican ofertas de empleo con unos requisitos que poco o nada tienen que ver con la realidad del puesto a cubrir, aprovechan la gran cantidad de candidatos que se ofertan a ese puesto para  incrementar se exigencias en materias como la formación académica o la experiencia laboral.

La realidad es que en muchos casos, estos requisitos  en proceso de selección no se tienen en cuenta una vez elegido el candidato definitivo y  se tiende a formalizar el contrato de trabajo con una categoría profesional inferior para reducir los costes salariales. En otros casos, no solo se contrata con una categoría inferior sino que una vez que el candidato se incorpora al puesto de trabajo, se da cuenta de que no es necesario ni la mitad de los requisitos exigidos en la entrevista, simplemente han servido como herramienta discriminativa entre postulantes.

Y yo me pregunto: ¿que repercusión puede tener esto en el candidato?
 ¿y para la empresa?

 Desde mi punto de vista, nada bueno para ambos.
 Al comienzo es posible que el candidato tenga la satisfacción de haber conseguido su objetivo al ser el seleccionado.
La motivación por tener trabajo en los tiempos que corren es muy grande, pero este sentimiento es cortoplacista, y a medida que pasa el tiempo, es posible que cambie esa emoción por una sensación de frustración ante el pensamiento de que ha sido engañado, que no esta siendo recompensado por todo lo que se le exigió en su momento, o se le exige y no se le paga, y a partir de esta reflexión  comienza la necesidad de búsqueda de otro empleo, de nuevas oportunidades en las que poder mejorar sus condiciones de trabajo.
Y de cara a la empresa, la marcha de un trabajador siempre ocasiona pérdidas (tanto económicas, como de tiempo) que han podido ser perfectamente evitables de haber sido claros y precisos en la selección de personal.


Concluyendo, es cierto que las empresas han aumentado sus exigencias a raíz de la crisis, y que ahora ya no vale solamente con tener una titulación, sino que a la hora de reclutar posibles trabajadores impera dar más valor a las competencias profesionales, como la gestión de equipos, la capacidad de adaptación al cambio, la tolerancia al estrés, las habilidades personales o la destreza en el uso de las nuevas tecnologías, pero en el equilibrio esta la virtud.
 “A veces menos es más”.

martes, 29 de octubre de 2013

Siempre se puede remontar

    Hoy he visto un vídeo en el que muestra como no debemos avergonzarnos de no tener trabajo, pues buscar trabajo ya es un trabajo en sí, habla de la dureza del adversario y como hay que esforzarse mucho más.  La clave esta en jugar unidos, reconocer que en la vida el mejor equipo es la familia y todos los que tenemos a nuestro alrededor.... Porque siempre se puede remontar.


lunes, 14 de octubre de 2013

COMO CAUSAR UNA BUENA IMPRESIÓN INICIAL



La primera impresión es tan importante que, según mi experiencia en  selección de personal, es la que decide quien se queda con el empleo en la mayor parte de los procesos de selección.

Según algunos estudios, cuando conocemos a alguien por primera vez, solemos tardar entorno a 15 segundos en decidir si nos cae bien o mal, salvo aquellas personas que estén llenas de prejuicios.

Es decir que, cuando acudimos a una entrevista de trabajo solamente con sentarnos y decir cinco palabras, ya estamos siendo juzgados por el entrevistador. Y la impresión que se esta forjando sobre nosotros, es la que va a prevalecer durante el resto de entrevista. De forma que, si transmitimos una primera impresión mala, es muy difícil de cambiar ese retrato que hemos creado en el inconsciente de la otra persona, y se va ha necesitar al menos hacer unas ocho cosas positivas para poder modificar esta primera imagen que hemos proyectado.

Esto es algo que hace el cerebro de forma automática, los seres humanos necesitamos decidir en el menor tiempo posible quien es la persona que tenemos delante, y para ello el cerebro procesa gran cantidad de información de manera inconsciente. Decidiendo de este modo si la apariencia de la persona que tenemos delante te gusta o no.

Por norma general podemos afirmar que nos gusta quien nos mira a los ojos mientras nos está hablando, porque denota interés por lo que estamos diciendo y a este gesto de atención respondemos demostrando también interés por la persona que nos escucha. Pero existen unos pequeños trucos que nos pueden ayudar a caer mejor y a dar una buena impresión en un primer contacto, haciendo que la otra persona se sienta cómoda en la conversación y no le demos una sensación equivocada de cómo somos realmente.

  El saludo es determinante, un apretón de manos correcto consiste en, extender por completo la palma de la mano, dejando el dedo pulgar hacia arriba y estirar el brazo en ángulo recto-abierto, es decir unos 120º aproximadamente, una vez juntas ambas manos, se debe cerrar la mano envolviendo la mano de la persona a la que saludamos, de forma firme, pero sin hacer daño. Cerrando los dedos entorno a su palma. También podemos tocar levemente el hombro con la otra mano a modo de acogida, este gesto hace que la persona que tenemos delante se sienta más cercana. El apretón debe ser corto (unos segundos) pero firme y decidido.


No solo debemos dar la mano de forma correcta, sino que también es importante conocer el nombre de la persona con la que vamos a hablar y poder nombrarla, incluso repetir posteriormente su nombre en algún momento de la conversación, este detalle hace que se sienta más cercano/a.



El tono de voz es otro punto a tener muy en cuenta, no se trata tanto de lo que dices sino de cómo lo dices.

La mirada es importantísima, mirar de frente denota transparencia, y el interlocutor va a interpretar que no le tienes miedo, que no tienes nada que ocultar, que te interesa lo que te está diciendo.

Y por último la sonrisa. Debes aprender a sonreír no solo con la boca sino también con los músculos de los ojos, esto es algo que todos sabemos hacer de manera natural, cuando somos felices la sonrisa nos brota de dentro y eso se refleja en el brillo de los ojos. Las sonrisas forzadas pueden delatar nuestros pensamientos y percibirse negativamente por el entrevistador.


Resumiendo,  para causar una buena impresión inicial y favorecer un clima agradable en el transcurso de la entrevista debemos cuidar el saludo inicial, recordar mirar siempre a los ojos, dar bien la mano derecha en el saludo y con la izquierda tocar el hombro de la persona que tienes enfrente (sin pasarse), mientras decimos su nombre con un tono de voz cálido y esbozamos una sonrisa de complicidad.

lunes, 7 de octubre de 2013

¿Debo estudiar una carrera con salidas?


        Hace meses, el ministro Wert animaba a los estudiantes a estudiar una carrera 'con salidas'en el mercado laboral. En este vídeo, la niña que quiere ser bailarina no hace caso a los consejos de su padre, que la intenta convencer de que renuncie a su sueño.
       En el vídeo se ve como poco a poco los argumentos que le plantea su padre van cayendo por su propio peso y que cada uno tiene que hacer en su vida aquello que le gusta. La niña, lo tiene muy claro: será bailarina.
      Precioso corto para reflexionar sobre el modelo de vida que enseñamos a los niños, sobre nuestros gustos, los sueños que perseguimos, etc. ..... muy revelador


Fuente: trabajo.excite.es

viernes, 4 de octubre de 2013

CONOCER TUS LOGROS ES CLAVE EN LA BÚSQUEDA DE EMPLEO



          En la búsqueda de empleo, mostrar nuestra trayectoria profesional en un papel solo nos lleva a navegar sin rumbo fijo por el mar de las ofertas de empleo, de las que somos desestimados una y otra vez porque no conseguimos destacar del resto de candidatos. En muchas ocasiones no es porque no se ajuste nuestro perfil al puesto solicitado, sino por la  falta de ese  valor añadido que hace diferente a  un candidato del resto.

Analizar que deseas hacer en tú futuro e identificar tus logros del pasado, te ayudará a descubrir cuales son las tareas con las que disfrutas, en las que te encuentras cómodo, aquellas que sabes hacer mejor, en definitiva, conocer cuales tus puntos fuertes, gracias a ello podrás:

-         Definir tu objetivo a corto plazo
-         Escribir un CV acorde a tus intereses
-         Destacar tu marca personal en las redes sociales
-         Resaltar tus cualidades en la carta de presentación
-         Desmarcarte de otros posibles candidatos en la entrevista de selección


Este análisis de los progresos y el crecimiento que has logrado tanto a nivel personal como profesional en situaciones críticas, es el que transmite tu valor diferencial en el mercado laboral.

Pero, ¿Qué es un logro?
Podemos definirlo como  aquella contribución o añadido que has hecho en tu puesto de trabajo y que ha generado algún tipo de beneficio cualitativo o cuantitativo, aportando en ese momento soluciones bien en el desempeño individual o de grupo.

Es posible que algunas de estas aportaciones no hayan sido reconocidas por la empresa, por nuestros compañeros, o por nuestros superiores, pero eso no quiere decir que no sean nuestros logros, ya que podemos identificarlos y recordarlo como un momento gratificante que nos ayudo a tener otro punto de vista del problema en ese momento, creando una nueva perspectiva para evitar incidencias futuras.

Debemos aprender a valorarnos más, resaltar nuestras virtudes y querernos a nosotros mismos, mantener las falsas creencias nos limitan a la hora de identificar competencias y habilidades, restando ese valor añadido que nos hace ser distinto del resto.

Herramientas para reconocer tus logros profesionales

La memoria es nuestro mejor aliado en este paso, para ello recuerda los momentos de satisfacción personal en los que el tiempo se pasaba volando, o aquellas situaciones de estrés en las que tuviste que hacer frente a determinados conflictos, cuando parecía que todo estaba en tú contra, el reloj, los medios, el entorno, los compañeros y finalmente lograste salir airoso de esa situación.

Anota ahora las respuestas a estas preguntas acerca de estos recuerdos

-         ¿Cómo fue?
-         ¿Qué pudiste aportar?
-         ¿Qué descubriste de ti mismo?
-         ¿Qué aprendiste?
-         ¿Cómo influjo en el equipo de trabajo?
-         ¿Cuál fue tu granito de arena?

Estas preguntas te ayudaran a conocer mejor tus competencias y te darán las pistas para encontrar tu verdadera vocación.

Estoy segura de que posiblemente hayas conseguido visualizar tu capacidad de planificación, de eficacia. O quizás ahora seas consciente de ver cómo sí eras capaz de ahorrar tiempo y dinero a tu empresa, dejando así entrever  tu nivel de compromiso, responsabilidad o tu grado de implicación en la orientación a resultados.
 Es probable que con tu forma de ser hayas motivado a tus compañeros en determinados momentos difíciles, si es así, esto habla de tu capacidad de automotivación, optimismo, y pensamiento positivo. O puede que hayas tenido la oportunidad de formar a nuevos compañeros, tareas de este tipo denotan que sabes trabajar en equipo, que eres una persona proactiva y preocupado por crear un buen ambiente de trabajo.

En definitiva, identificar tus logros te hace ser capaz de conocerte mejor para poder vender aquellas cualidades que te hacen destacar y aportar la diferencia del resto de candidatos, es el valor añadido a un currículo convencional, son tu marca personal.